La mujer que ha pedido una entrevista con Perón se pasea incómoda en la sala de espera. Alguien le comunica que el general no puede recibirla, pero que pase por el despacho de su secretario Juan Duarte para ser atendida.
Marina Esther Traverso, la mujer que desde niña escucha las voces de los personajes que viven en ella, espera pacientemente.
La puerta no se abre. Tampoco Duarte parece dispuesto a recibirla. Es finalmente uno de los colaboradores del secretario quién sin ningún tipo de cortesía la enfrenta.
- Lo lamento señora, usted está marcada por las denigrantes parodias que se ha permitido hacer sobre Evita.
Marina supo entonces, con certeza, que eran ciertos los comentarios; su nombre estaba en una famosa lista negra. Siente que tratan de amordazar sus voces como en el 43 y el 46.
Como antes en Radio Splendid, ese mismo día recibe una escueta esquela de Argentina Sono Film; sus proyectos no podían llevarse a cabo por el momento. La geminiana taconea de un lado a otro. Evidentemente nadie osaba contrariar las órdenes de arriba. Vibra de bronca su cuerpo diminuto.
Sale a la calle hablando sola, pero no es una la voz, son distintas y varias. Suena la de Nicola, lanzando improperios contra Juan Duarte por haber ofendido a su hermana Catita. De pronto es la voz de Mónica Bedoya Hueyo de Picos Pardos Sunsuet Crostón, la que se oye; ejercita un monólogo de lo que se dice de Evita en ámbitos de Recoleta. Y tras ella asoma la delatora y tragalibros de Gladis Minerva Pedantone, que larga algunos secretillos que se conocen de la señora del general.
Marina regresa a su departamento después de descargar su enojo. Parece que sus morisquetas causan el mismo enfado que a los seis años motivaron que en la escuela la catalogaran como una niña de mala conducta y su madre se viera obligada a internarla media pupila en un colegio de monjas. Si con aquella edad había podido resistir la rigidez y la íntima soledad del duro trance podría hacerlo ahora que tenía una hija y estaba rodeada de afectos.
Prepara sus valijas. No es mucho lo que tiene para llevar. La mayoría de sus cosas están en su casa de México y los amigos solo puede cargarlos en el corazón.
Toma el teléfono para despedirse de uno de ellos. Su voz no es la de Cándida, ni la de aquella israelita tenaz que fue doña Pola, ni la voz de doña Caterina Gambastorta de Langanuzzo, pero Juan Carlos Thorry la presiente en el tono triste y emocionado de la partida.
- Niní....?
Lily, tengo una duda, te referís a Nini Marshall?. Si de ella se trata, pregunto si es verídico. Siempre salís con cosas tan interesantes...! Un abrazo
ResponderEliminarNorita Bramen
Hola Lily, interesante lo que contás y me encanta esta línea de personajes que creo inéditos. Poné un poquito de poesía si podés,y si son inéditos mejor, quiero saber que estás escribiendo últimamente.
ResponderEliminarUn beso
Alfredo Castro
Lily, siempre percibo que te gusta mucho la historia también, se nota en esta serie de personajes y está buenísimo porque enseña además. Me encantó el poema, muchísimo, tiene esa calidez tan tuya.
ResponderEliminarUn abrazo amiga y conste que me estás haciendo amante de la poesía.
Vicky Elizondo
Liliana, bellísimo esto, tu poesía tiene magia y me gustaría que en tu programa también leyeras algo tuyo. Puede ser.Muy bueno lo de la Marshall, actriz inolvidable si las hay.
ResponderEliminarBeto Araoz
Lily , de pronto, esto de Nini Marshall me trajo muchos recuerdos de mi madre. Era su actriz preferida y no recuerdo, cual de sus personajes imitaba. No pensaba ponerme nostálgico hoy. Hermoso el blog
ResponderEliminarAldo
Maravilloso poema que me remite a la infancia y a cierta nostalgis Lili.
ResponderEliminarUn abrazote Gus.
Amiga:
ResponderEliminarEstoy descubriendo a una Lily, que siempre quise conocer.
Bello el poema disfrutando a tu mamá ¿Sabes una cosa?, yo también le tenía miedo a los picotazos del gallo.
Sigue disfrutándola, tú que puedes. Te quiero mucho.
Molly
Lily, me encantan esas temáticas en tu poesía, disfruto, me dejo envolver por ese aire nostálgico y eso que rescato la otra poesía, el decir duro de Sobre lo baldío, un libro maravilloso que siempre releo.
ResponderEliminarTere Soto
Liliana todo tiene nostalgia, esta en cada escrito tuyo, habla de tu sensibilidad, de la que sé, un abrazo y excelente la ilustración del personaje. Un abrazo
ResponderEliminarAureliana Bustos
Lili, con ese encanto que te caracteriza me hiciste evocar tantas cosas, tantas gentes...
ResponderEliminarY es bueno, Lili, porque el presente se nutre de las experiencias pasadas y a la vez deja las suyas para los que vendrán.
Redescubrir es grato cuando el buen silencio nos abraza.
En esta quietud que hoy tengo te agradezco el material que acercás desde tu cálido rinconcito.
Va un abrazo de amiga.
Betty Badaui
Como que la nostalgia nos visita a todos Madrina!! Un orgullo para mí "leerte".
ResponderEliminarUn honor "siempre".
Te quiero Negra!!
Lily, me encanta este tono tuyo de nostalgia, de cosas que tienen que ver con los sonidos y los roces de la naturaleza y el espíritu. No cambies amiga.
ResponderEliminarSusana Arias
Buenísimo lo de la querida Niní. Y todo el post de lujo con tus breves, tus pájaros y ese poema a tu madre que es de ternura y amor.
ResponderEliminarTe abrazo.
Liliana: muy interesante este pedazo de vida de Niní. Siempre la disfruto, cuando encuentro alguna película de ella. Era genial.
ResponderEliminarEl poema a la Mami no podía ser de otra manera; tiene la carga de lo que se sintió, siempre, por ella, y de lo que se va sintiendo
sintiendo con el correr de los años y los duros aconteceres que se viven. Me gustó mucho
Te abraza, Laura Beatriz Chiesa.