La Peste Negra

Por Lily Chavez

Fue mientras le secaba el sudor que Elena descubrió en el cuerpo de su hijo aquellos bubones oscuros en la ingle y las axilas. Sintió escozor, Giovanni estaba infectado y ahora entendía que la fiebre no hubiese cedido pese a los cuidados.
Los sirvientes, vivos hasta la noche anterior, yacían en el piso de la sala. Los llantos y gemidos desde la casa contigua no acallaban. Parecían haber quedado únicamente los niños. Se cubrió los oídos, no tenía forma de socorrerlos.
Malditos genoveses, la noticia de sus muertes debía conocerse ya en toda Milán. Los mercaderes habían escapado del barco en cuarentena burlando el control y se instalaron a beber en la taberna, sin pensar en las consecuencias. Pero, ya no eran sólo los marinos, también las ratas con las pulgas encima llegaron a nado hasta el puerto avasallando la ciudad y se las podía ver ahora, atravesar los travesaños de los techos o entrando por los desagües.
Ella no estaba dispuesta a ver morir a su único hijo. Necesitaba ayuda pero cómo salir; las puertas y ventanas habían sido selladas por fuera durante la noche. Allí, en su casa y las dos aledañas fue donde se desencadenó todo.
Recordó entonces el pasadizo que su padre, en épocas de conspiraciones y revueltas campesinas, utilizaba para salir de la casa sin que nadie se percatara. No dudó, envolvió a su hijo en una sábana y con él en brazos, recorrió metros y metros en medio de una espesa oscuridad. También ella empezaba a sentirse mal. Las piernas le flaqueaban y la debilidad la obligó a detenerse varias veces. El final del túnel debía estar cerca. Comenzaba a vislumbrar una luz pero esta, lejos de dar claridad, parecía abreviarse.
La respiración de Giovanni se tornaba por momentos inaudibles. Elena apresuró el paso. Veía sólo la cabeza de un hombre e imaginando lo peor, lo miró directo a los ojos, suplicante.
Es orden del Obispo, dijo el esclavo – no sin pesadumbre – y colocó el adobe que cerraba por completo aquel pasaje.

13 comentarios:

  1. Me produjo un ahogo el final del cuento. Muy bueno, no te lo conocía.
    Y quiero rescatar las imagenes que acompañan los trabajos, bárbaros.

    Horacio
    Salta

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  2. amiga, qué cuento lleno de angustia y dolor.
    Final de finales, te abraza,

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  3. Admiro cómo podés escribir así, sé que siempre decís que la realidad supera la ficción pero, me puse en el lugar de esa madre, de morirse el final. Y ese dibujo que acompaña, lo he visto en otro lado pero no sé si pertenece a una obra de Umberto Eco o me parece a mí?

    Abrazos

    Ceci

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  4. En realidad a mi no me extraña. Tu narrativa recorre los extremos, textos crudos y otros cuya dulzura es impresionante. Sobre poesia no se nada, por eso no opino pero aquí estoy siguiendote los pasos

    Alejo

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  5. Me mantuvo en el lugar de madre, me hiciste angustiar y eso habla de un texto logrado. Felicitaciones Lily

    Isabel L.

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  6. Terminé ahogada.El texto no me hizo perder el interés en ningún momento. Felicitaciones.
    Qué bueno poder hacer poesía y narrativa y ser en ambos géneros tan solvente.

    María Luisa Verón

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  7. Maravilloso texto que me ha dejado con una sensación de agobio difícil de explicar.

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  8. La sensación de Kordon me quedó a mí. Un ahogo, impotencia. Y la base histórica que es tan importante. Muy bueno Liliana

    SERGIO LASTRA

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  9. Lily, no conocía este texto, fuertísimo y muy bien llevado. No te puedo decir la angustia que me agarró en el último tramo. Un abrazo

    Juana Valle

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  10. Lily, esta narrativa tan bien llevada me atrajo y a la vez me tuvo en tensión, no es fácil, amiga, comunicar el texto con tanta fuerza, te felicito, un tierno abrazo.
    Betty Badaui

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  11. Sentí el ahogo del final. Sin exagerar,lográs el clima perfecto. Me gusta tu blog, las poesías hondas, la narrativa contundente, las imágenes sugestivas. Para darse una vuelta, seguidito. Liliana Reinoso

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  12. Impresionante y trágico pero veraz de la manera en que se vivio la cruda realidad en esos tiempos, tragico el final si, pero mas interezante el desarrollo de la historia.

    HERTH KORTZ

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  13. woooooooooooooooooow muy bueno!

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