Testimoniales


Testimonial I


“…y sus ojos sin pavor
como si no se dieran cuenta”
Livia Hidalgo
Observo a la mujer            
La pobreza
que contamina el lugar
por donde pasa el silencio

No escucho a nadie implorar  perdón
por ese pájaro herido.

Y me abriga una certeza:
un amanecer sombrío
aviva el fuego de otros lutos
una turba de sombras
viene a presenciar la caída.

Y ella sigue ahí, 
sin pavor en los ojos
a punto de parir su muerte

escuchando  - casi con devoción –
el  fecundo sermón de la oscuridad.




II


Donde construyen la nueva Terminal 
hay una casa que rehúsa a irse
y también bajo el puente
una mujer que escupe soledad
sobre el rostro del tiempo.
Uno de estos días
alguien de agotada ternura
llegará a decirles
que ella y la casa deben irse

que hablen con sus respectivas muertes.




La esclavitud es la maleza
que dejas crecer en la sangre.




Respirar 
con la pata de un elefante
sobre la garganta

viendo apenas la mueca de una sombra
sobre mí




El silencio se ahoga
en su propia saliva

nace un grito del desgarramiento